Un espectáculo de horror: los zoológicos humanos
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, Europa y Estados Unidos impulsaron el fenómeno de los zoológicos humanos, conocidos también como exposiciones etnológicas. Personas de pueblos colonizados, presentadas como “primitivas” y “salvajes”, eran exhibidas en jaulas o aldeas vivientes junto a animales, alimentando el morbo de las audiencias y reforzando la ideología de superioridad occidental.
Los Selknam, pueblo originario de Tierra del Fuego, fueron víctimas de estas prácticas. Autoridades coloniales y empresarios europeos organizaron su traslado forzado para ser exhibidos en París, Berlín, Londres y Bruselas, donde su humanidad fue reducida a espectáculo.
Los Selknam en Europa: del genocidio a la vitrina
En 1889, durante la Exposición Universal de París, que celebraba 100 años de la Revolución Francesa, once Selknam fueron exhibidos como bestias enjauladas. Fueron obligados a alimentarse con carne cruda, despojados de sus ropas tradicionales, privados de higiene y encadenados, mientras el público los observaba y se tomaba fotografías de recuerdo. Dos murieron en el trayecto, siete llegaron a Bruselas y solo seis regresaron con vida. Este acto de supremacismo no solo violó su dignidad, sino que ocurrió en paralelo a un genocidio sistemático que se desarrollaba en su territorio de origen, impulsado por estancieros y respaldado por los gobiernos de Chile y Argentina, que pagaban recompensas por cada indígena asesinado.
Genocidio y reclusión: el contexto de exterminio
Mientras los Selknam eran forzados a pararse ante multitudes en vitrinas, en su tierra natal la matanza era diaria. Entre 1880 y 1930, fueron exterminados por cazadores pagados y por la expansión de estancieros que se apropiaban de sus territorios. Muchos de sus cráneos y extremidades fueron enviados a museos antropológicos europeos como “trofeos científicos” bajo la justificación de la ciencia racial de la época.
El genocidio se complementó con el traslado forzado de sobrevivientes a la Isla Dawson, convertida en campo de reclusión desde 1895. Allí fueron sometidos a trabajos forzados, hacinamiento y enfermedades que diezmaron a la población Selknam, como tuberculosis, escarlatina e infecciones sin tratamiento. La exhibición en zoológicos humanos y el exterminio territorial formaban parte de un mismo proyecto colonial que anulaba su identidad y cultura.
De la adoración al olvido: consecuencias a largo plazo
Como consecuencia, la población Selknam se redujo de aproximadamente 3.500-4.000 personas en 1880 a unas pocas centenas para 1930, con una disminución de más del 85% de su población. Su lengua cayó en desuso, y su cosmovisión fue interrumpida por la violencia de la colonización. Sin embargo, en los últimos años se ha iniciado un proceso de renacer cultural. El censo chileno de 2017 registró más de mil personas que se reconocen como Selknam, mientras que en Argentina más de dos mil personas afirman mantener su herencia. En 2023, Chile reconoció oficialmente al pueblo Selknam como la undécima etnia indígena del país, marcando un paso simbólico en la reparación de esta historia.
Reconstrucción identitaria: cultura, memoria y resistencia
Hoy las comunidades Selknam buscan recuperar su cultura y su idioma, así como transmitir sus rituales y conocimientos territoriales a las nuevas generaciones. Actividades culturales, documentales y exposiciones han comenzado a narrar esta historia antes silenciada, mientras artistas contemporáneos utilizan el arte como herramienta de denuncia y memoria. Documentales como “The Human Zoo”, que cuenta la historia del niño Selknam Calafate, y obras como “Zoo” de Voluspa Jarpa, colocan en el centro la necesidad de recordar el trauma que significaron los zoológicos humanos y el genocidio para este pueblo.
Zoo humano Selknam: de exposición biológica a lección histórica

El caso de los zoológicos humanos Selknam refleja la deshumanización a la que fueron sometidos pueblos originarios, al ser tratados como animales para el entretenimiento y la curiosidad científica de las sociedades europeas, mientras se ejecutaba su exterminio en sus tierras de origen. También es un ejemplo de resiliencia, pues a pesar de las políticas de exterminio, las comunidades Selknam continúan luchando por recuperar y mantener viva su cultura, narrar su historia y exigir justicia.
El legado pendiente: memoria, educación y reparación
La historia de los zoológicos humanos Selknam no debe quedar en el olvido. Es necesario integrarla en la educación escolar, en espacios culturales y en la memoria colectiva, como forma de reconocer y reparar, aunque sea de manera simbólica, el daño cometido contra el pueblo Selknam y otros pueblos originarios.
Recordar estos hechos también es una oportunidad para analizar críticamente el presente y pensar en las formas en que la sociedad chilena y latinoamericana pueden construir relaciones más justas con sus pueblos originarios. El pasado de los zoológicos humanos no es un simple hecho histórico, sino un llamado a reflexionar sobre los mecanismos de discriminación y deshumanización que aún persisten en nuestras sociedades.
El pueblo Selknam, con su resistencia, memoria y reconstrucción cultural, invita a mirar este pasado con responsabilidad y a sumarse al compromiso de construir un futuro donde la dignidad de los pueblos originarios sea reconocida, respetada y valorada.